Papel
blanco extendido impávido mudo sin nada que decir, un lápiz grafito
negro, una musa, una lámpara antigua encendida, colorada, voces
entonando una canción, voz grata que canta y encanta. El silencio
ocupa su lugar, son esas noches largas amontonadas en la puerta
esperando que le permita entrar con su montón de recuerdos agrios,
tristes, algunos alegres y risueños. La habitación es de madera
antigua, una estufa a leña encendida, una colcha de lana de oveja,
una jarra de agua fresca, tu foto en el velador observándome, aun me
reconoce yo le reconozco, los recuerdos no se van no desaparecen en
un día. Mientras espero al señor sueño, recuerdo nostálgica lo
vivido mientras juego con la bailarina, la caja de música danza y
danza girando en círculos sin parar y yo aquí sintiendo pensando
sabiendo que ya no vendrás... ahora el amor se fue a otro lugar.
Siento a lo lejos el aullido de un lobo, avanza entre el ramaje de
hojas grises de otoños, lianas entrelazadas unas con otras como mil
recuerdos que se atropellan, se agolpan en mi cabeza me hacen sentir
tan cerca y tan lejos... abandonada. Al galope viene un caballo se
siente cansado como si viniese de lejos, se acerca a la cabaña es
tarde, a esta hora no abriré... ¿Y si fuera él que viene de
regreso? quizá haya decido regresar, sabe que lo espero siempre. El
animal sigue de largo a su destino... duermo.
@r.i.c.a.poetisa
Ivonne
Concha Alarcón
Saniago
de Chile